El Salón de Grados de Farmacia de la Universidad de La Laguna ha acogido esta mañana una nueva sesión del programa de CampusÁFRICA 2018. Bajo el título "Tóxicos y patógenos emergentes y reemergentes", diferentes expertos han intervenido sobre la materia.

En el ciclo de conferencias ha intervenido el Dr. Arturo Hardisson de la Torre de la Universidad de La Laguna con la ponencia "Tóxicos en alimentos"; la Dra. María de la Paz Sánchez-Seco Fariña del Instituto Carlos III de Madrid con la presentación "Arbovirus emergentes: la aparición del virus causante de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España" y la Dra. María Dolores Bargués Castelló de la Universidad de Valencia con la ponencia "Emergencia y reemergencia de enfermedades parasitarias y su relación con el cambio climático y la globalización".

 

Tóxicos en alimentos

hardisson toxicos alimentosEl catedrático de la ULL, Arturo Hardisson de la Torre, abría la sesión hablando sobre la presencia de tóxicos en los alimentos, relacionándola con la parte de la seguridad alimentaria, la cual estudia la presencia de sustancias químicas y sus efectos en la salud pública, y hacía hincapié en que “en la actualidad, la seguridad alimentaria en Europa es tal vez de las más altas del mundo. La agencia europea funciona de manera coordinada y sincronizada con España y el resto de países”, apuntaba.

El doctor ha hablado sobre los tipos de tóxicos en los alimentos: “Muchos alimentos tienen sustancias tóxicas de manera natural, incluso en ocasiones muchas más que otros que los adquieran de la contaminación. Podemos identificar tóxicos como consecuencia de la tecnología, de tóxicos resultados de accidentes (Chernobil), y de tóxicos intencionales que se usan por ejemplo para enmascarar malos olores”.

En cuanto a los tóxicos naturales, Hardisson explicaba que la mayoría están localizados en el reino vegetal. “Las plantas tienen un gran interés alimentario pero muchas de ellas tienen alta toxicidad. Por otro lado, existen también tóxicos de origen animal, como por ejemplo en el pez globo o peces ciguatos que empiezan a aparecer en Canarias por el cambio climático, o tóxicos de origen bacteriano”.

Asimismo el doctor hacía referencia a tóxicos producidos en el procesado de los alimentos ya que empieza a ser un fenómeno creciente en Europa, y pueden afectar al riñón, por ejemplo por el calentamiento de aceites comestibles. “Al calentar el aceite aparecen los peróxidos. Por ello es recomendable el consumo de aceite de oliva ya que al tener un solo enlace, produce menos peróxidos, y es más resiste a la hora de formarlos”, insistía. Además hacía hincapié en el valor nutricional del aceite de oliva frente a aceites de coco o de palma. “Estos aceites producen más colesterol”, añadía.

Hardisson ha hecho referencia también a las caramelizaciones y tratamientos alcalinos, hay elementos que se ahúman o brasean, sobre todo en el norte de Europa; y recalcaba que muchos de ellos pueden producir cáncer de estómago por la presencia de hidrocarburos aromáticos policíclicos.

El experto se detuvo en el tema de los aditivos alimentarios y en el uso de plaguicidas. “Los aditivos actualmente están evaluados y la lista de aditivos es legal. No son perjudiciales, siempre y cuando se usen las dosis permitidas. Igual ocurre con los plaguicidas; si no se usaran, la producción vegetal bajaría, la cuestión es el uso racional, la agricultura ecológica no es capaz de conseguir la producción que da la intensiva”, comentaba.

Para el doctor es interesante erradicar ciertos mitos. “Los tóxicos naturales son las toxinas más potentes. Lo natural no es siempre sinónimo de saludable ni de inocuo. Vivimos en una sociedad en la que están apareciendo nuevos tóxicos producto de la tecnología, como resultado del desarrollo industrial. Hay que controlar la aparición de nuevos aminoácidos como resultado de los productos procesados”, aseveraba el ponente.

En esta línea Hardisson señalaba que hay vegetales como la mandica que tienen glucósidos cianogénicos; o que las almendras amargas a veces generan la sustancia de amigdalina de manera natural. Incluso hay licores que se hacen con pipas de melocotón que tienen también glucósidos cianogénicos. “Lo importante son las dosis”, apuntaba. De hecho, para el ponente, la monotonía dietética es el origen de muchos problemas de salud.

Otra de las cuestiones en las que se detuvo el ponente fue en la controversia que generan las dioxinas. “Las dioxinas son elementos controvertidos; y el tráfico rodado es uno de los elementos que más dioxinas aporta; todas esas dioxinas van a los alimentos y los consumimos; los incendios o los procesos industriales son otros de los productores de dioxinas. Estamos siempre en contacto con ellas; y son cancerígenas”, apostilló. Por otro lado se refirió a las micotoxinas, que suelen estar presentes en los alimentos sometidos a mala conservación, lo que hace que los mohos crezcan, situación que se da bastante en África y Asia”. Otro de los componentes que citaba Hardisson que suele estar presente en los alimentos son los nitratos y los nitritos, sobre todo en los vegetales, verduras y hortalizas. Por ello quiso desmitificar el tema ecológico pues estas sustancias están en el agua, en los aditivos y sobre todo en esos productos.

Concluía su intervención haciendo referencia a los tóxicos accidentales, una de las líneas de investigación del ponente. Estudia la presencia de metales en los alimentos. “Cualquiera de los elementos presentes en la tabla periódica pueden causar toxicidad; los pesados están presentes en los alimentos. Hay que minimizar el riesgo y por ello Europa ha bajado los valores de ingesta diaria en productos que los tengan. Pero el principal problema es la bioacumulación, los metales pesados son elementos inorgánicos pero liposolubles por eso los encontramos en órganos ricos en grasas”, aclaraba.

 

El virus causante de Crimea-Congo en España

maria paz sanchez seco crimea congoLa siguiente sesión de la serie de conferencias se centró, de la mano de la Dra. María de la Paz Sánchez-Seco, en la aparición del Arbovirus, concretamente del Crimea-Congo, causante de la fiebre hemorrágica y su reaparición en España.

“Los Arbovirus son virus transmitidos por artrópodos, son grupos muy heterogéneos que tienen una o varias moléculas de ARN lo que les hace mutar muy rápido y se adaptan al medio con facilidad”, explicaba. “Crimea-Congo es un virus transmitido por garrapatas, las cuales según su etapa de vida se alimentan de distintos animales, las adultas de grandes mamíferos y del ser humano, y las pequeñas de aves. La aves son refractarias al virus, el único que desarrolla la enfermedad es el hombre”.

La doctora ha explicado que el periodo de incubación oscila entre los tres y los siete días, momento en el que el virus empieza a replicar en el organismo y sube el nivel vírico en sangre y solo puede ser manejado en laboratorios de alta seguridad. Pese a no existir un tratamiento universal, la Ribavirina parece tener efecto ante el virus pero no está claramente demostrado. La única vacuna existente se usa en Bulgaria. En España tras los estudios de 2010, se constató que el español era más similar a los virus africanos que los que aparecen en Europa.

La representante del Instituto de Salud Carlos III ha hecho en su disertación un repaso por la historia de este virus en España. “Creemos que pudo ser introducido hace unos cincuenta años en el país. En 2010 la aparición de dos casos ponen sobre aviso a las instituciones. Desde ese momento, y concretamente en 2016, se realizan estudios de prevalencia de las zonas en las que podría estar el virus”, señalaba. “Se estudiaron más de 9000 garrapatas y se concluyó en que el virus está circulando por zonas del noreste de Andalucía".

Asimismo incidía en la importancia de los protocolos de actuación ante la sospecha de que pueda tratarse de este virus. “Es importante tomar precauciones, realizar tests que descarten la Malaria pues la clínica inicial se puede confundir y aislar al paciente”. La doctora concluía su intervención haciendo hincapié en que cuanto más se conozca del virus o de otros similares, más rápido se podría trabajar frente a posibles casos de infección.

 

Cambio climático, globalización y enfermedades parasitarias

maria dolores barguesTomaba el relevo en esta jornada dedicada a patógenos y tóxicos emergentes y reemergentes, la Dra. María Dolores Bargués de la Universidad de Valencia, la cual ha centrado su ponencia en la influencia del cambio climático y la globalización en la reemergencia de enfermedades parasitarias en zonas en las que se habían dado por erradicadas.

“Cada vez se habla más de las enfermedades vectoriales y tropicales; las enfermedades con carga infecciosa ya ocupan un 17% de la carga mundial. Factores como la polución, el uso indiscriminado del suelo, el cambio climático, los cambios ambientales o los cambios antropogénicos, sin olvidar los intercambios humanos generan la aparición de resistencias a medicamentos en los vectores y parásitos. Se produce una dispersión de patógenos, de vectores, algunos virus propios de una zona se han trasladado”, afirmaba.

Para la doctora hay varias enfermedades que son clave para demostrar la incidencia del cambio climático y la globalización en la reemergencia de algunas de ellas, sobre todo la Malaria. Otras a las que hizo mención como enfermedades emergentes ha sido la Schistosomiasis urinaria, que afecta a más de 200 millones de personas en el mundo, o la Fasciolasis humana, uno de los mayores problemas de Salud Pública en Sudamérica, sobre todo en zonas de altitud como Bolivia y Perú.

“La Malaria ahora mismo es una de las más preocupantes. Es mortífera y a pesar de las medidas de control las cifras no bajan. Además tras los estudios se ha observado una resistencia a los insecticidas por parte del vector. 445.000 personas fallecieron en 2014 por esta enfermedad”, explicaba.

“La Malaria en España, según la Organización Mundial de la Salud, había desaparecido, pues a pesar de tener los vectores, los mosquitos, no había transmisión autóctona. En Europa hasta 2008 se reportaron unos 144.000 casos, y aún hay zonas endémicas. Con el incremento de las temperaturas los mosquitos se están instalando de nuevo por lo que estamos en una situación de riesgo. De hecho en España se detectaron dos casos autóctonos en 2010”.

Exponía en la disertación los resultados de varios estudios realizados en la Albufera y en el Delta del Ebro. Haciendo una comparativa, pudieron evaluar el riesgo de introducción de vectores, pues ambas zonas habían sido lugar endémico de la enfermedad. “Ambas son zonas que cultivan arroz, con agua estancada, y por tanto, áreas favorables para los mosquitos. Tras los estudios vimos que no había Anopheles en la Albufera pero sí en el Delta del Ebro. “Los diferentes cambios en las zonas, bien por el impacto humano o de origen natural, los productos que se aplicaron, los tratamientos agrícolas, hicieron que las hembras de Anopheles hayan seguido reproduciéndose solo en el Delta del Ebro”, añadía.

De todas estas investigaciones la doctora ha concluido que el riesgo es que aumentan los meses en los que se puede producir la transmisión del vector por el cambio climático con respecto a mediados del siglo XX, antes solo era en julio y agosto, y ahora se extiende a todo el proceso estival.

La doctora ponía fin a la ponencia lanzando un mensaje de precaución e incidiendo en la necesidad de seguir en alerta porque la emergencia de estas enfermedades, que son complejas, y la reproducción de los vectores ya no está restringida a zonas concretas, y debido a los factores del cambio climático y la globalización, puede producirse en cualquier momento.

 

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